La balanza

A veces, cuando sentimos que nos han lastimado, creemos que nos costará mucho volver a confiar en alguien, e incluso pensamos que es mejor no volver a hacerlo.. pero es inevitable.. lo volvemos a hacer..

Cuando uno ama de verdad, puede ser a un familiar, a un amigo, a una pareja o a cualquier persona.. no nos damos cuenta, pero quedamos muy vulnerables; en un momento cualquiera abrimos los ojos y nos damos cuanta de que ya caímos.. y no hay nada que hacer..
Me ha pasado con amigas, familiares y pareja, cada vez que por motivo ocioso me encuentro pensando en el “que haría si pasara...” me da una aflicción muy grande en el pecho, de esas que angustian, no sé si a los demás les pasará o cómo lo hacen para que esa sensación se vaya, pero lo que a mi más me ha funcionado en estos años es confiar en la frase de una amiga con respecto al tema: “si Dios cree que tu no eres capaz de soportar algo así, no te hará pasar por ello”

¿Qué hacer para que cada vez que amamos no quedemos tan vulnerables?

Hace más de dos años estaba herida por algo que creí grande y me negué a volver a abrir mi corazón, estuve en una relación a la que no quería entrar por ese miedo..
Inútil fue mi intención porque cuando me di cuanta estaba nuevamente en el juego.. otra vez era vulnerable.. hoy me alegro de ello, pues me ha traído muchas alegrías, pero sé que es un constante riesgo; por eso hago la balanza.. y por años luz gana el lado positivo..

Soy una persona que duda mucho de sus decisiones, pero creo que correr estos riesgos vale la pena, por muchas malas experiencias que se tengan, con una buena basta para acallar los malos recuerdos.. y una bonito recuerdo basta para tener ganas de seguir arriesgándose..